¿Quieres financiación pública? Empieza haciendo los deberes
Está claro que queda mucho por mejorar en cuanto a procesos de financiación pública. Mientras la Administración optimiza sus procedimientos, nosotros podemos acabar con errores comunes. En este artículo te damos algunas pautas.
Errores por parte de la PYME a la hora de solicitar financiación
Somos críticos con la Administración (que ofrece financiación pública) por sus procedimientos con frecuencia tediosos e incomprensibles. Por las esperas injustificadas. En suma, por su escasa orientación al cliente.
Pero todos tenemos que mejorar, no sólo la Administración pública.
En nuestro trabajo como consultores en proyectos de financiación identificamos dos tipos de errores por parte de la PYME, que se repiten con mucha frecuencia.
1. Por un lado, una falta de enfoque estratégico en la búsqueda de financiación pública. Si nuestra empresa no hace I+D+i, no tiene vocación ni experiencia ni personal, ¿para qué demonios presenta una solicitud a una convocatoria pública de I+D+i? Es evidente que la propuesta será rechazada si se evalúa con cabeza.
En ese caso, sobra entusiasmo y falta estrategia. La financiación pública debe ser funcional a la estrategia de la empresa, como lo es la financiación bancaria. A nadie se le ocurriría pedir un préstamo a un banco para ver si se nos ocurre qué I+D hacemos con él.
Ese es el principal déficit de fondo que encontramos en muchas PYMES que intentan tramitar financiación pública. Disparar a todo lo que se mueve. En cierto modo, es justificable. La Administración comunica sus líneas de financiación, y muchas de ellas son muy apetitosas para la pequeña empresa.
2. El segundo tipo de error es menos justificable: la PYME no tiene “los papeles en regla”. Como cuando nos para la Guardia civil en un control y nos pide “los papeles”, al tramitar una subvención la Administración nos pedirá los papeles de empresa. Y nos pondremos igualmente nerviosos: la licencia del establecimiento en el Ayuntamiento, la calificación ambiental si procede, las cuentas anuales pasadas por el Registro Mercantil, además de “clásicos” como los certificados de estar al corriente con Hacienda y Seguridad Social.
Siempre los papeles nos los piden con poco tiempo, de modo que si no los tenemos al día pasaremos un buen agobio.
Uno de esos errores frecuentes con la documentación es tener pérdidas acumuladas que se han comido el capital social de la empresa. En esas circunstancias, una empresa está en causa de disolución y no puede ser objeto de ayudas públicas. Si esto se ha producido por el devenir de la actividad empresarial, qué le vamos a hacer. Ahora bien, muchas veces al gerente se le ha ido la mano con la contabilidad y, en un afán por no pagar impuesto de sociedades, deja el balance hecho una pena.
¿Puede una PYME conseguir financiación pública?
De modo que si verdaderamente a la empresa le interesa la financiación pública (y vamos a tener unos años muy interesantes con los fondos Next Generation y con el nuevo Marco Financiero Plurianual de la UE) debe a) pensar bien para qué quiere la financiación y b) revisar la documentación empresarial básica.
¿Necesitas ayuda para paliar esos errores que te impiden avanzar? ¡Contáctanos!